Crítica de Rojo Cochinilla – Alberte Momán Noval


Rojo Cochinilla es una novela que desafía los límites del género negro tradicional para construir un universo narrativo altamente irónico, feminista y subversivo, donde el humor, el erotismo y la crítica social se combinan con un estilo literario visual y provocador. Alberte Momán presenta una detective muy poco convencional: Poe, una mujer libre, irónica y con un gato sarcástico como compañero fiel. A través de ella, el autor desmonta un relato criminal que se convierte, en realidad, en una feroz crítica a los modelos de masculinidad tóxica, la violencia de género y el cinismo institucional.

La trama comienza como una clásica historia detectivesca: una mujer maltratada contrata a Poe para recuperar el dinero que le robó su expareja. Pero pronto queda claro que la novela no se centra en resolver un misterio, sino en desmontar estructuras: desde la justicia patriarcal hasta la hipocresía social y el mito del amor redentor. El desarrollo incluye situaciones absurdas, diálogos brillantes, referencias musicales y escenas de fuerte carga sexual tratadas siempre desde una perspectiva política y sin concesiones.

El personaje de Poe, investigadora bisexual y empoderada, se convierte en una especie de superheroína realista que usa el sarcasmo, la inteligencia y una violencia estratégica como herramientas de justicia. Su relación con Aurora, la clienta, evoluciona hacia un vínculo afectivo y erótico que escapa de clichés románticos y se asienta en la complicidad entre dos supervivientes.

Argallúas, el gato de Poe, es mucho más que una mascota: tiene voz, personalidad y una visión crítica del mundo humano. Sus comentarios ofrecen tanto alivio cómico como reflexión moral, funcionando como una conciencia externa y uno de los elementos más memorables del libro.

El estilo de Momán es ágil, atrevido y lleno de referencias culturales que abarcan desde el rock hasta el cine de serie B, pasando por filosofía o literatura clásica. La narración combina lirismo descarnado con precisión técnica, entre descripciones sensoriales y golpes narrativos certeros. El humor, a menudo ácido pero siempre inteligente, recorre toda la obra como una estrategia de supervivencia ante la injusticia y el dolor.

En definitiva, Rojo Cochinilla es una novela divertida, contundente y políticamente cargada. Alberte Momán construye una historia donde el crimen es solo la excusa para hablar de cuerpos, traumas, justicia y nuevas formas de vida desde los márgenes. Una obra que dinamita el género negro desde dentro, con ingenio y sin pedir permiso.